domingo, 29 de junio de 2008

La tarjeta de Iñaki Bonillas


Una tarjeta para J.R. Plaza
Iñaki Bonillas (2007)


Encontramos un articulo en la revista La Tempestad  escrito por Inaki Bonillas. En él, el artista presenta una serie de 10 fotografías y 11 tarjetas. Nos sentimos entonces intrigados y obligados a investigar más al respecto. 

Iñaki Bonillas

Iñaki Bonillas nació en la ciudad de México en 1981. Siendo un artista tan joven cuenta ya con una carrera sólida; es decir, a los 27 años ya participó en grandes eventos artísticos internacionales como la 50ª Bienal de Venecia en el 2003, en la Bienal de Praga en el 2005. Además, su obra fue exhibida en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en el 2005.
Sus trabajos se encuentran dentro de una de las colecciones más importantes de Latinoamérica, la colección Jumex y entre sus exposiciones destancan Little History of Photography en el MUHKA (Amberes, 2003), Los usos de la imagen: fotografía, film y video 
en La Colección Jumex (México, 2004) Intervención al Pabellón, en Mies van der Rohe Pavilion, (Barcelona 2005); y su N
aufragio con espectador en la Galería OMR (México D.F., 2007).

La reflexión en torno a la fotografía

A lo largo de su carrera, Iñaki Bonillas ha utilizado el arte como un medio de exploración de la fotografía y sus posibilidades . “Los gestos, los sonidos, el color, la temperatura, la técnica, el oficio y la historia de la práctica fotográfica son para este artista más relevantes que la producción compulsiva de imágenes” (Guerra, 2005). Es decir, todo lo que tenga que ver con la fotografía le interesa a Bonillas (y se las ingenia para experimentar con ello). Su obra es en algún sentido una reflexión a todos los procesos que esta disciplina involucra.

¿J. R. Plaza?

José María Rodríguez Plaza era el abuelo vasco de Bonillas que llegó a México exiliado tras la derrota de la República. Este hombre era un fotógrafo aficionado, quién le hereda a Iñaki sus álbumes familiares (unos 30) y algunas diapositivas (800 aproximadamente). Es a partir de esto que el artista explora las distintas posibilidades que le otorga esta colección. Ha expuesto algunas partes de ella en varios formatos y abordando diversos temas.

Por Iñaki Bonillas


El autor introduce en una cuartilla la serie Una tarjeta para J.R. Plaza que aparece en la revista. El personaje que aparece en las fotografías es su abuelo. Dentro de todo lo que le heredó, Iñaki se encontró con un gran número de tarjetas relacionadas con los trabajos que a su abuelo le hubiera gustado tener: encargado, mecánico, armador, vendedor, borreguero, representante, administrador, machetero, encargado de mostrador y modelo. Además, “la tarjeta nueva, que ocupa un espacio que no existe, pero que sin duda merece, muestra lo que re
almente hizo mi abuelo en su vida: autorretratos (un “oficio” imposible)” (Bonillas, 2007). Estas tarjetas son para Iñaki una proyección de lo que uno es y lo que desea ser. 
La última pista que Bonillas da respecto a Una tarjeta para J.R. Plaza es la razón por la que cree que su abuelo llevó a cabo estas fotos: porque renunció a sus sueños. “Pero sí pudo ser algo de lo que quizá no tuvo plena conciencia: autorretratista. Le regalo entonces a mi abuelo la tarjeta que falta en su colección, quizá la más significativa.” (Bonillas, 2007).

Autorretratos

Esta obra logra reflejar muy bien las posibilidades que el arte le otorga al artista: no sólo para crear algo donde se vea reflejado (de manera directamente en esta obra), sino que además puede utilizar para hacer una exploración dentro de él (de su pasado, de su identidad tal vez). Así, la propuesta de Bonillas acerca de reflexionar en función de lo que somos y hemos sido y hemos podido o querido ser nos parece llena de posibilidades. Y no sólo
 esto, pues tal vez, al plasmarlos en algo material nuestros sueños, deseos (o incluso frustraciones), estos adquieren cierto carácter de ‘realidad’.


Ver mas en:

Damián Ortega, controlador del universo.






Damián Ortega, El hombre es el controlador del universo (Man is the controller of the universe). Vistas de la instalación en DAAD Gallery, Berlin, 2007

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El artista mexicano Damián Ortega, durante su estancia en Berlín, se dedicó a recolectar en los mercados de pulgas diversas herramientas. Posteriormente, las utilizó para su instalación El hombre es el controlador del universo, que se expuso en el 2007 en la DAAD Gallery de Berlin. La pieza consistió en formar una especie de esfera, con un pasillo enmedio, conformada de piezas - desde martillos, sierras, hachas, desarmadores y pinzas -. Da la sensación de que cada pieza realmente está suspendida en el aire. Además, cada herramienta está alineada de tal forma que sigue una especie de “centro invisible”. 

2

Damián Ortega nació en Mexico D.F. en 1967; ciudad donde vive y trabaja a la fecha. Ha tenido importantes exposiciones, entre las que destancan “Il Quotidiano Alterato”, 50 Bienal de Venecia 2003, “The Uncertainty Principle” en el Tate Modern en Londres 2005 y “Obelisco” en Central Park, Nueva York.

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Existe un mural de Diego Rivera también llamado El hombre controlador del universo ( de 1934) ¿Es esta pieza una reinterpretación?  El nombre es lo primero que remite al mural, por lo que la referencia es un tanto obligada; sin embargo se puede observar en el mural de Diego Rivera, que no existen explicitamente herramientas. Quizá Damián Ortega retoma este discurso para hablar de otra manera – tal vez una mucho más sencilla y “limpia” (en la obra original se puede encontrar una saturación de elementos, mientras que la reinterpretación destaca por su clara distinción entre componentes)- del mismo tema que le preocupaba a Diego Rivera.

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El hombre que Damián Ortega imagina, controla el universo mediante sus herramientas. Es decir, desde que el ser humano aparece se relaciona con el mundo que lo rodea a partir de herramientas básicas, que parecen ser incluso una propia extension del cuerpo y que se convierten en el mediador entre el mundo y él. Además, una herramienta no tiene rostro: es decir, al contrario del mural cuyos personajes están claramente definidos, esta instalación propone una mirada distinta. Ningún hombre específico controla el universo (ninguna raza o sexo) somos todos y no es nadie, será el espectador que se introduzca en la pieza. El hombre siempre sera creador y por lo tanto, controlador. Sin embargo ¿qué sera lo que permanezca? Tal vez la transcendencia humana no se logra sino a partir de sus creaciones. 

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